¿Por qué es importante el cine?: Ideas y reflexiones sueltas para hacer un aporte
- pensarlaluz
- 27 abr 2020
- 4 Min. de lectura
Por Ernesto Millán.

Imagen de la película “Diva Dolorosa”, documental de Peter Delpeut del año 1999. En ella se muestra como algunas películas de principios del siglo XX repetían y enfatizaban estereotipos alrededor de la mujer de “vida liberal” contemplándola como pecaminosa, a pesar de que servia como placer a la fantasia masculina.
La creación de la revista de Cine Umsa es una gran ocasión para pensar el cine en todas sus vertientes y en toda la vasta cantidad de significados que nos pueden ofrecer tanto películas individuales como la visión de esta industria y de este arte como conjunto. Pero me parece que una buena manera de empezar con ello es hacerme una pregunta que me parece vital para entender la fascinación que este arte provoca en mucha gente: ¿Por qué es importante el cine?
Mi objetivo es responder es responder esta pregunta desde mi perspectiva personal y de reflexiones que he ido reuniendo gracias a ideas propias, lecturas y enseñanzas varias que he recibido de mucha gente.
¿DE QUE MANERA NOS INFLUYE LA IMAGEN?
El cine nace en 1895, en Paris, Francia (no nos pongamos quisquillosos con que “si nació en Berlín dos días antes o dos días después”) Patrocinado por los hermanos Lumiere, que pronto lo dejan para fijar su atención en otros inventos, juzgando al cinematógrafo como un invento “sin futuro”. La historia muy pronto haría lo contrario a darles la razón.
Dos hombres, un francés y un italiano, con intenciones opuestas y mentalidades diferentes, inscriben su nombre en la historia al lado de aquel misterioso aparato. Charles Pathe y Riccioto Canudo. Pathe es aquel que será reconocido a futuro como padre de la industrialización del cine. Canudo, como aquel primero que ha reconocido al cine como arte. En aquellos tiempos en los que ambos emprendimientos se hubieran visto como un tira y afloja, como una competencia por ver cuál de los dos reiría al final, lo que más se esperaba era justamente eso: que el cinematógrafo evolucionara para ser un arte y Pathe entrara en bancarrota, o que fuera un éxito comercial y Canudo tuviera que tragarse sus palabras.
Lo verdaderamente sorprendente y revolucionario fue que al final del día, ambos tuvieron razón. El cine pudo encontrar su lugar como arte y también como industria, y todavía más, como industria de masas. En un mundo artístico en el que el arte solo podía ser contemplado y apreciado por las clases altas, y el término “arte” tenia de por si connotaciones fuertemente elitistas, en cuanto se necesitaban recursos y educación para hacerse e inclusive para apreciarse, esto fue un golpe.
Hay cine de vanguardia, hay cine experimental, hay cine de autor. Pero de entre todos estos, siempre resalta por lo universal y por lo público, el cine como producto de masas. ¿Por qué es importante recalcar esto?
Primero volvamos a un elemento comunicacional: la imagen es un lenguaje mucho más directo y mucho más efectivo para transmitir un mensaje concreto que la propia palabra escrita y esto tiene una razón: el lenguaje escrito depende por lo general de la utilización de la abstracción del lector para poder recrear la imagen que aquello que está escrito pretende dar. La imagen ya es por sí misma, contundente y directa, y con la influencia correcta es capaz de dar los mensajes que necesita dar el emisor. (Bushman, 2012)
El cine es industria, es imagen y al final del día es cultura. ¿Cómo se ha ido expresando esta verdad a lo largo de los años de su existencia?
El cine como arte de masas que es, condiciona la manera en la que percibimos y vemos la realidad. Fue, durante el siglo XX, el instrumento cultural por antonomasia que refleja y reproduce estas particulares visiones de la realidad, como ningún otro instrumento había podido hacerlo hasta ahora. Ejemplo de esto es la famosa anécdota de Marcel Mauss
“En sus Técnicas del cuerpo de 1938, Marcel Mauss cuenta una anécdota. Recuerda una estadía en un hospital de Nueva York entre las dos guerras mundiales y la forma de caminar de las enfermeras: ¿Dónde había visto esa particular forma de caminar? Al volver a Francia se dio cuenta que las parisinas habían adoptado esa misma manera y allí se percató que era por la presencia del cine norteamericano que en Europa las mujeres estaban caminando como las norteamericanas.” (Merlo, 2017)
El cine es entonces también un regulador de conductas. Es capaz, gracias a la inmediatez de su potencia visual ponernos al tanto de cualquier tipo de realidades habidas en cualquier parte del globo, tanto como encerrarnos en un solo modelo de conducta.
Antes de la aparición del cinematógrafo y de las vanguardias artísticas, todo lo que se representaba visualmente era carente de movimiento, o, mejor dicho: recurría dentro de su lo estático a imitar el movimiento de los representado. Cuando un artista visual tenía que elegir representar algo visualmente tenía que recurrir a elegir un “momento ideal” aunque no necesariamente fuera verosímil.
Estudiar algo, aunque sea un poco, de cine o de la cuestión de las imágenes en nuestro día a día es importante en tanto y cuanto nos permite desentrañar aspectos de la realidad que antes pasaban desapercibidos ante nuestros ojos. Lo es todavía más, si tenemos en cuenta que fue a mediados del siglo pasado cuando la imagen se volvió cada vez más industrial y empezó a dominar cada esfera de nuestra vida, sea en forma de cine, sea en forma de televisión, sea en forma de publicidad.
El cine, y como un todo entero, el régimen de imágenes en el que vivimos es tremendamente paradójico: Porque la cámara, a pesar de que es capaz de captar la realidad y de destruir prejuicios y preconceptos como ningún otro aparato lo ha tenido en la historia, también puede ser el reproductor de estos mismos de una manera tan expansiva, numerosa y profunda.
Y no creo que esta es una contradicción que deba preocuparnos, sino darnos el potencial de explorar nuevas vetas creativas.
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